El Emblema, Los Comienzos y Algo Más… De la Asociación Argentina de Automóviles Sport.
Por: Julio M. Méndez Peralta Ramos

Con motivo de los festejos del 50 Aniversario de la fundación del Club, se renovó mi curiosidad por saber quién fue el que diseñó el emblema que distingue a la Asociación Argentina de Automóviles Sport. Un emblema tan característico y simpático, representativo de lo que significan los fines y las actividades para las que fue creado el club.

Pregunté a varios socios, veteranos, actuales y hasta ex socios y nadie me supo dar una respuesta concreta. Algunos me dijeron que en el dibujo su autor podría haberse basado en la aviación, la otra pasión del comandante Ildefonso Durana, su fundador, inspirándose en las alas de un avión, opinión que a mí no me convencía.

Buscando en Internet, de casualidad creo que he podido develar la incógnita. Según el testimonio de Eduardo Perri, actual presidente de la agrupación “Fórmula 5 Metropolitana”, que congrega a pequeños monopostos con motores de 175 cc, formada hace unos años tomando como base un proyecto de la AAAS, transcribiré las partes salientes de su nota titulada “Lo viví, no me lo contaron”.

Perri cuenta que en “… septiembre de 1958 … la revista “Velocidad” … en un artículo firmado por el señor Ildefonso Durana pedía colaboración para formar un nuevo club de automovilismo para aquellos que vivieran todo esto con pura pasión sin importar si tenía el suficiente dinero para un auto de competición. … lo que hacía falta era una categoría que estuviera más acorde a la realidad económica nacional y así empieza a rondar una vaga idea de crear una nueva Asociación.”

Toma contacto epistolar con Durana y poco tiempo después ingresa como socio número 7 a la recién creada Asociación Argentina de Automóviles Sport, formando parte de varias reuniones “ … en las que también se encontraba presente Alberto Gómez, un exitoso preparador de Peugeot de la época. En una de ellas se elige el logo de la AAAS. Muchas ideas, pero prevaleció el símbolo de la TUERCA CENTRAL DE LA RUEDA TIPO RUDGE-WITHWORTH, típica de los autos sport de la época, el que fue DIBUJADO POR GÓMEZ.”

Continúa diciendo Perri: “En los comienzos de la Asociación se hizo un relevamiento de todas las marcas y modelos de autos que circulaban y se los tomó como potenciales autos de carrera. Se tuvieron en cuenta las cilindradas y con ello el fiel ejemplo de que auto de menor tamaño preparado, podía competir con otro más grande sin preparación: hasta la clase mayor que era la F, la “Sport Fuerza Libre”, donde competían los sport biplazas de cualquier marca y motor.”

Lo que siguió fue la creación de los campeonatos internos del Club para las distintas categorías que agrupaban automóviles de variados tipos y marcas; los microcoupés, los minijuniors, monopostos surgidos de una brillante idea del ingeniero Kurt Delfosse, los que posteriormente derivaron en la Fórmula 4 Nacional, primero, y Fórmula Renault después; la realización de rallies y gymkhanas, la creación de la Escuela de Banderilleros y de Pilotos, y muchas más iniciativas exitosas que sería tedioso reseñar por no ser el motivo principal de esta nota.

Otro de los misterios develados gracias a la amistad que me une con un antiguo socio, Roque Torreira, era saber quién fue el dibujante que ilustró los programas con la nómina de inscriptos de las primeras carreras organizadas por la AAAS. En sus portadas se ve a un piloto haciendo una maniobra comprometida a bordo de un coche sport excelentemente logrado.

Según me contó Roque, se trata del dibujante canadiense Russell Brockbank, formado y residente desde los 16 años en Inglaterra, quien dibujó para “Punch”, “The Motor” y “Road & Track”, mostrando una crítica ácida de los usos y costumbres típicamente inglesas referidas al automovilismo. Falleció en 1979. Para aquellos que quieran divertirse con su fina ironía y su particular visión de la gente y los autos les recomiendo visitar la página www.russellbrockbank.com.

Creo entonces, haber saciado mi curiosidad como socio y compartirla con todos los que gustan de estas historias, y también como un sincero homenaje a la querida AAAS, que la muestran tan pujante y vital como hace 50 años atrás.