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MIS PRIMEROS 40 AÑOS CON LOS AUTOMOVILES
Por: Hugo Semperena

Capítulo 1

PROLOGO ("PRIMERA")

Tal vez sería incorrecto denominar a este libro "autobiografía", ya que solamente rescata una parte de mi vida, que es precisamente la relacionada con los autos (en adelante denominados fierros).

Pero ocurre que, justamente los fierros ocupan un lugar preponderante en todos estos años de mi vida, a través de acontecimientos, vivencias y anécdotas que han marcado para siempre mi pasión por ellos.

Muchas personas tal vez no le encontrarán demasiado interés a mi relato, ya que se trata de recuerdos, anécdotas, vivencias que solo me pertenecen a mí y a quienes circunstancialmente me acompañaron en cada uno de esos momentos.

Sin embargo, seguramente servirá para que, aquellos que me conocen, comprendan un poco mejor mis actitudes, convicciones, en definitiva mi locura por los fierros.

En el caso de aquellos lectores anónimos, esto es quiénes no han tenido un contacto personal conmigo, y solo sienten la curiosidad de leer este libro, por un lado les explicará cuanto puede influir un simple (revolucionario) invento mecánico de fines del Siglo 19 en una persona, y por otra parte les traerá a la memoria una enorme cantidad de recuerdos todavía muy vivos en nuestra historia relativa a los fierros.

Los invito, pues a acompañarme en este relato que en definitiva es una recorrida de mis primeros 40 años de vida, y los convoco, Dios mediante, a que algún día podamos recorrer juntos los segundos 40 años, por supuesto, entre fierros.


PRIMERAS NOCIONES


Siempre fui un convencido de la "causalidad" por encima de la "casualidad". También considero que todos tenemos un destino, y que con nuestros actos simplemente contribuimos a llevarlo a cabo, irremediablemente.

Es por ello que mis primeras imágenes y vivencias relacionadas con fierros se remontan alrededor de los 2 años de edad.

Durante mis primeros años de vida, acumulé todas las enfermedades de chicos que había, y pasaba un buen tiempo en cama.

Por entonces no existía la TV por Cable, con lo cual "Cartoon Network", "Big Channel", etc. era una utopía. Solamente estaban algunos dibujitos por la mañana, en blanco y negro, algunas series muy repetidas, y no mucho más. (Ah, me olvidaba!... también estaba el "Capitán Piluso y su amigo Coquito").

Mi madre entonces trataba de encontrarme algún pasatiempo para entretenerme, y el más habitual era traerme un cajón de ropero que contenía fotos viejas de familia, para verlas y reverlas una vez más.

Que ocurría, ya eran como figuritas repetidas, entonces un día hice lo siguiente: dar vuelta el cajón para usarlo de "escritorio", le pedí lápices de colores, y comencé a dibujar al dorso de las fotos... autos, camiones, acoplados, bueno en realidad unos garabatos medio rectangulares con un par de redondeces abajo que supuestamente eran las ruedas.

Es curioso, ya que en casa por ese entonces no teníamos auto, y las principales cuestiones deportivas giraban alrededor del fútbol, sin embargo ahí estaba yo con mis autos.

Tal era lo repetitivo y monotemático, que mi padre guardó uno de esos dibujos con fecha y todo, escrito esta vez sobre un pedazo de diario. (Fecha: 05/09/60).

Cómo podrán ver en la reproducción, el dibujo está hecho justo debajo de la imagen de un Fiat 1100, auto que marcaría más de un hito en mi vida (casualidad o causalidad).

Por esos tiempos, existió otro acontecimiento que, si bien no lo recuerdo directamente, me tuvo como participante y obviamente relacionado con los fierros.

Un tío mío, hermano de mi padre, "personaje" este sobre el cual volveré en varias ocasiones a lo largo de este libro, vino con su familia desde Venado Tuerto -en donde residía- a Buenos Aires a visitarnos un fin de semana.

Corría 1960, poblado de autos americanos del 40 y del 50, y con una "Industria Argentina" en pleno auge gracias al impulso dado por el gobierno del entonces Presidente Frondizi (IKA, Fiat Concord, SAFRAR Peugeot, Autoar, etc.). Sin embargo, mi tío (Eusebio, para más datos), arribó a la Reina del Plata desde Venado (Ruta 8 - 367 Km) en un Mercedes (sin Benz) 1910 transmisión a cadena, capota de lona, Doble Faetón, transportines, etc. etc.

Según me cuentan, pasear por Corrientes y Nueve de Julio el sábado por la noche con semejante aparato causó toda una convulsión, con atascamiento de tránsito incluido (aún en esa época), el policía dentro de la garita haciendo todo tipo de señas, gente tratando de acercarse a observar ese carruaje sin caballos, en fin, y yo iba ahí adentro en brazos de mi madre.

Hurgando un poco más en esa historia, Eusebio me contó que el Mercedes tenía un motor más moderno, y que esa misma noche aceptó un desafío para picar por Diagonal Norte con unos "pitucones" a bordo de una Mercury 1955 Montclair, y a los cuales hizo morder el polvo, con todos nosotros arriba.

Claro, hay que tener en cuenta que Eusebio no era un aficionado en esto de los fierros.

Por esos años ya contaba en su "curriculum" el hecho de haber acompañado a Guillermo Marenghini en la mítica epopeya "Buenos Aires-Caracas" del año'48 (Chevrolet Nº 141), y además haber sido tapa de "EL GRAFICO" y del Diario "LA RAZON" como acompañante de Marcos Ciani al ganar las 1000 Millas del Avellaneda Automóvil Club del año 1950, entre otros lauros.

Primera reflexión: Que habrá sido del Mercedes...


 

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