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Restaurar autos antiguos - Una “pasión” que une a amigos del país y el mundo

Todos coinciden en que “es una pasión” restaurar y coleccionar autos antiguos y aseguran que “no tienen precio” porque su valor “es sentimental”. Vinieron desde otras provincias, la zona y hasta de otros países a participar del rally en nuestra ciudad con el objetivo de reencontrarse con amigos que comparten el mismo sentimiento.

Rodolfo Soler es un rosarino radicado desde hace 27 años en Nueva York. Pese a los kilómetros de distancia su pasión por los autos antiguos lo hace atravesar las distancias y participar de encuentros como el rally en nuestra ciudad.

“Vengo de dos a tres veces por año a encontrarme con amigos que tienen mi mismo gusto por los autos antiguos. Tengo cuatro vehículos, comencé con esto hace seis años pero siempre me gustaron los coches antiguos”, comentó.

Soler aseguró que “no sé si vendería alguno, son coches que se arman con mucho amor y sacrificio, entonces no tienen precio”.

Agregó que “aquí vine con un Ford 1936, cuatro puertas y le dicen ‘Cola de pato’ no sé porqué. Los tengo parados durante seis meses, totalmente cubiertos en Rosario, cuando vengo al país los pongo en movimiento y es el hobby que tenemos con la familia para pasar las vacaciones, mi hijo sigue con la tradición”.

“Los autos los hacemos arreglar por mecánicos y los repuestos algunos acá se consiguen pero sino los traigo de EE.UU. es más fácil conseguirlo y menos costoso”, afirmó.

El Club Gava de Río Cuarto, estuvo presente a través de Nelson Barbero quien se dedica desde hace más de treinta años a recuperar autos antiguos. “Es un hobby, normalmente los arreglamos todo nosotros. Tengo varios autos pero vine con un Chevrolet Master, modelo 40”, dijo.

Agregó que “esto es costoso pero no pasa por el dinero, hay gente a la que le gusta pescar y quizá gasta el doble, es un hobby como el que colecciona estampillas, monedas o armas”.

“Una vez que los autos están restaurados lo que hay que hacer es mirar los niveles de agua y aceite, nada más, porque mientras no hay eventos no se usan, sólo salen para estos encuentros”, aseguró.

En cuanto a los repuestos dijo que “hay marcas como Ford para las que es más fácil conseguir repuestos, otras marcas son más difíciles, no tengo preferencias por las marcas”.


“Una carreta
sin caballos”


Luis Rodríguez Riveiro, llegó desde Escobar, provincia de Buenos Aires con el auto más antiguo, un Ford K de 1906. “Es una carreta sin caballos”, dijo y agregó que “tenemos varios autos, la mayoría Ford, me ocupo de mantenerlos en condiciones y en estos encuentros tenemos la manera de mostrar los autos y encontrar el grupo de amigos que hacemos”.

“Para estos modelos tan viejos no existen repuestos en el mercado entonces hay que fabricarlos y reparar lo que hay. Si se rompe algún accesorio se hace fabricar artesanalmente como se hacía en aquella época”, afirmó.

Agregó que “los autos se mantienen en marcha semanalmente para que se puedan usar cuando se sale a dar una vuelta el fin de semana”.


Ellas son
“chicas de fierro”


Clelia Vaudagna y María Julia Orellano, madre e hija, son dos damas, que comparten el amor por los autos antiguos. En medio del rugir de motores y conversaciones “tuercas”, ellas participan junto a la mayoría de hombres de esta pasión.

“Es el cuarto rally en el que participamos. Vinimos con un Issar, modelo ’61, que me presta con confianza mi ahijado”, relató Clelia.

Agregó que “se lo compró y lo restauramos a un porcentaje muy importante de los repuestos originales que se van consiguiendo de otros autos que se van desarmando, de fábrica o se hacen hacer especialmente. Con un poco de sacrificio se consiguen”.

“El restaurarlo es costoso, pero se mantiene y se cuida mucho. Está guardado siempre, con cubrechoche, se lustra, se pule, se lavan las cubiertas bastante seguido”, explicó.

Clelia contó que “aunque la mayoría son varones nosotras empezamos un poco porque el entusiasmo está en la familia. Nos gusta conducir y es un disfrute esto. Entendemos un poquito de mecánica y prestamos mucha atención. Algunos se entusiasman y nos apoyan y otros que mucho no les gusta”.


De Catamarca
con pasión

Guillermo Vergara, es un catamarqueño que llegó por primera vez a San Francisco con su familia un Ford T, modelo ’22. “Es la primera vez que participo en este rally. Esto es la pasión mía y es un hobby, además tenemos muchos amigos de todo el país”, aseguró.

“Estos autos una vez que los armamos casi no se gasta más nada, los repuestos se consiguen, hay que cuidarlos mucho lo sacamos sólo a dar una vuelta los domingos”, afirmó.

Vergara agregó que “para mi estos autos no tienen precio, tienen un valor sentimental muy grande. A mi me gusta mucho el Ford T, el abuelo de los Ford que el año que viene ya cumplirá un siglo. La pasé muy bien aquí en San Francisco haciendo amigos”.

En tanto Juan Enrique Pussetto de la localidad de Morteros, participó en el Rally con una Vituré Ford A, modelo ’29 y además intervino en la organización del evento. “Creo que sin ninguna duda hay que sentir pasión por este tipo de vehículos antiguos. En el caso mío al ser un Ford A, es un auto bastante común como para conseguir respuestos y se facilita la restauración”.

“El costo es muy elevado, nosotros hicimos la restauración en la época del uno a uno, pero en este momento es bastante caro, pero al sentir pasión por esto no se escatiman esfuerzos. Derivo todo los trabajos a talleres y chapistas”, comentó.

 

Fuentes: La voz de San Justo - http://www.lavozdesanjusto.com.ar/


 

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